
¿Cuáles son las ventajas de comprar una vivienda en verde y en blanco?
Desde 2008, la compra de viviendas en verde y blanco casi se ha duplicado y hoy corresponde al 90% de las ventas de departamentos. El 2015 fue un año récord, con aproximadamente 32.000 departamentos vendidos en ambos formatos, un 15% más que en 2014. Y es que tanto la compra en verde como en blanco es una manera de buscar precios más accesibles, frente al alza sostenida que han tenido las viviendas. Según GFK Adimark, si en 2010 un departamento en el Gran Santiago tenía un costo que no llegaba a las UF 40 el metro cuadrado, su valor en 2015 se alzó hasta UF 61.
Se considera que una propiedad está en blanco cuando se está comenzando a implementar el proyecto inmobiliario: usualmente hay sólo un cierre perimetral y una sala de ventas. En este caso, que se da aproximadamente unos tres años antes de entregarse la vivienda, el cliente sólo puede ver los planos del edificio y de los departamentos. Por otro lado, una vivienda está en verde cuando se está construyendo la obra y usualmente hay una unidad piloto para conocer.
El formato de compra en blanco presenta diversas ventajas. Como se trata de una venta muy anticipada, los clientes pueden comprar, pagando el pie en una cantidad de cuotas acorde a los meses que quedan para que la obra se termine de construir. Así, por ejemplo, si faltan tres años para que se materialice un proyecto, es posible realizar este pago en 36 cuotas, aproximadamente. Y si se habla de que el pie de una vivienda oscila entre el 15% y el 20% del valor de una propiedad, se trata de una ayuda que puede alivianar el bolsillo de muchas personas.
Además, la compra en blanco posibilita acceder a valores más bajos que en etapas posteriores de la construcción. Esto se debe a diversas razones: son precios de inicio o de entrada del proyecto y, a su vez, permite elegir casas o departamentos de un condominio o edificio en todo el rango de posibilidades que éste ofrece. En esta etapa se pueden comprar las viviendas más económicas y más pequeñas.
Por otra parte, la compra en verde presenta también ventajas. A pesar de que se acorta el plazo para pagar el pie (12 a 24 meses, aproximadamente) y se restringe la disponibilidad de viviendas, su valor es más económico que el de una propiedad ya terminada y, a diferencia de una en blanco, ya no sólo se puede ver el plano, sino también un piloto que permite apreciar los detalles y terminaciones de la construcción: alfombra, piso, cocina, ventanas, pintura, entre muchos otros elementos.
Por eso, la compra en verde es una apuesta más segura que una en blanco, ya que el cliente puede saber exactamente cómo será su nueva vivienda, sin tener que dejarle mucho espacio a su imaginación, para así planificar cómo decorarla y habitarla. Además, dado que la entrega del inmueble es más próxima, permite conocer mejor el entorno en el que se va a vivir, con barrios más consolidados.
Tanto la compra en verde como en blanco tienen sus virtudes y apuestas. Una permite soñar en grande y tener certezas; la otra ayuda a planificar mejor un futuro a largo plazo. Ambas modalidades son, a la postre, un camino más económico y cómodo para comprar la vivienda propia.
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