Santiago Centro: Un Atractivo Lugar para Vivir

El barrio cívico es un interesante polo cultural, de entretenimiento y servicios, que ha motivado la consolidación tanto de viviendas tradicionales como de una nueva oferta de nuevos departamentos con buenas terminaciones y excelentes comodidades.

En las últimas décadas, la comuna de Santiago ha tenido un renacimiento. En diez años duplicó su cantidad de viviendas y hoy, con cerca de 152.000, es la tercera en esta materia de la Región Metropolitana. El aumento no sólo se ha dado por un plan de repoblamiento que su municipio inició en la década del noventa, sino también porque ofrece una amplia cantidad de atractivos y, ante los problemas de congestión en el transporte que está viviendo la capital, ofrece una adecuada conectividad (limita con diez comunas) y está cerca de las fuentes de trabajo.

“El centro de Santiago sigue siendo una comuna muy bien conectada, con mucho equipamiento y alta oferta inmobiliaria, sobre todo de departamentos de pocos metros cuadrados y valores bajos, salvo en la zona del parque Forestal, que es un mercado totalmente distinto, exclusivo y de alto valor. Como todo centro de ciudad, se trata de lugares con mucha vida, pero definidos por sus usos; en este caso prevalecen el comercial y de oficinas por sobre la vivienda”, comenta María José Bórquez, socia de la corredora de propiedades Bórquez & Asociados y representante del Círculo de Corredores de la Cámara Chilena de la Construcción.


En efecto, según la Secretaría Comunal de Planificación de Santiago, la mayoría de las viviendas –el 77%- son departamentos y más de la mitad (56%) están en alquiler. Pero quienes viven como arrendatarios y en sus propias residencias han mantenido un grupo fiel y al alza en diversos sectores: uno de los más convenientes es el que ubicado en el barrio cívico, entre la Plaza Baquedano, el río Mapocho, la Autopista Central y la Alameda.

Es un sector con una amplia y variada oferta culinaria, cultural y de servicios, que es posible cubrir –incluso caminando- en pocas cuadras. Está adecuadamente enlazado al resto de la capital, gracias a dos autopistas (Costanera Norte y Ruta 5), a tres líneas de Metro (1, 2 y 5) y al principal eje de Santiago: la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. Está próximo, además, a atractivos culinarios de renombre o tradicionales (Mercado Central, la Piojera, Emporio La Rosa, Txoco Alavés, entre una larga lista), sitios folclóricos (La Chimenea). A ellos se suman centros culturales como la Estación Mapocho, el Centro Cultural Gabriela Mistral y el Palacio de Bellas Artes, parques como el Forestal y el de Los Reyes, el Teatro Municipal y museos (Centro Cultural Palacio de la Moneda y Museo de Arte Precolombino, entre otros), junto con templos emblemáticos como la Iglesia de la Merced, Iglesia de San Francisco y la Catedral Metropolitana.

La oferta se complementa con la cercanía a Universidades, ubicadas en los límites del barrio (Universidad de Chile, Diego Portales, Alberto Hurtado), centros comerciales (el Paseo Ahumada, Mall Vivo El Centro y Espacio M), y atractivos emblemáticos como ministerios, casa de gobierno, Correos de Chile, Plaza de Armas y el Portal Fernández Concha.

Por una parte, el sector poniente se está erigiendo con una propuesta de edificios de departamentos de uno a tres dormitorios (principalmente, de 30 a 60 metros cuadrados), prácticos, modernos, seguros y con buenas terminaciones, que respetan la normativa municipal de no exceder los nueve pisos de altura, con el fin de compatibilizar el carácter cosmopolita pero a la vez residencial de la comuna. Ella se complementa a la perfección con la que reina hacia el oriente, junto al Parque Forestal. “Casi toda la oferta de viviendas en esta zona está compuesta por muy buenos departamentos, tanto por sus terminaciones como por los espacios y lo señorial de su arquitectura. Fueron las viviendas de la clase alta de su época y actualmente están volviendo a su condición original. Éste es un barrio de moda, de una moda justificada por todos los atractivos que tiene”, finaliza María José Bórquez.